lunes, 3 de octubre de 2016

Qué irónico el destino



Que irónico es el destino, como junta a personas y las separa a su vez. Se ríe a carcajadas moviendo las fichas en el tablero para cambiar el final de una historia. Que irónico que es, como te extiende la mano para agarrarla con todas tus fuerzas y entonces, verte colgando en el precipicio. Pero, hay veces que el destino es bueno contigo y pone en tu camino a personas que creías haber perdido. Y por un instante, el destino se ríe; pero esta vez no es por maldad o astucia, esta vez es por ver como se desmorona tu mundo. Observa cómo crece el castillo de piedra que te impide el paso en el camino, observa la manera que tienes de admiras las estrellas mientras planeas como trepar el castillo para poder saltar al otro lado y observa como conoces a personas que te hacen ver que puede que no tengas que pasar al otro lado del castillo si no lanzarte al río y que te lleve la corriente. Qué irónico el destino que se ríe con la complejidad del ser humano, de su capacidad por aferrarse a la esperanza y de su facilidad por enamorarse de la vida.


Más irónico es el destino, cuando no ríe si no llora cuando ve a aquellos estancados en el camino esperando sobrevolar el castillo pero acomodándose en el suelo por miedo a volar. Hay veces que el destino se quiebra porque ve que no todo el mundo puede leer lo que escribe. El destino se aleja cuando las personas no pueden ver más allá de la muralla y se asientan en el lugar donde cayeron. Sin embargo, hay personas que no solo ven más allá de la muralla si no que llegan a atravesarla. A veces, no apreciamos que la tormenta es lo que da vida a las preciosas flores de primavera. Entonces, ¿Qué decides? ¿Te sentarás a ver cómo pasa la tormenta o quieres ver el precioso jardín detrás del castillo?

Qué bonito amanecer cuando anochece



Qué bonito amanecer cuando sale el sol y se siente libre.
Cuando se estira tras las montañas en señal de bostezo.
Cuando oculta sus legañas con el rocío.
Cuando se cobija bajo las sábanas del mar.
Cuando corre las cortinas de las nubes para observar el nuevo día.
Y cómo perfuma el aire con el canto de las golondrinas.

Qué bonito anochecer cuando se enciende la luna.
Cuando tiñe de luz el lienzo de la noche.
Cuando cambia las mareas en sus fases.
Cuando bajo su media luna mece a las estrellas cansadas.
Como convierte en poesía las sombras de la gente.

Y cómo alegra la vista en nuestras noches nostálgicas. 

Él, mi mar


Le encontraba en las caricias que me hacían sus olas,
Me susurraba en el silencio de sus profundidades,
Se movía por las mareas que creaba el viento.
Vivía con el alimento que yacía de sus aguas.

Me sorprendía con los colores de sus arenas,
Le dibujaba en las constelaciones que brillaban sobre él,
Me ahogaba en sus tempestades repentinas,
Le buscaba en el sol que se alzaba después de bañarse.

Me enamoraba de sus amaneceres,
Le oía en sus cálidos vientos de oriente,
Me hacía sentirme tan pequeña, embaucada por sus fauces inundadas,
Me abrigaba con sus cielos despejados.

Se vestía de blanco para mí, bajo la radiante luz de la luna llena,

Y esta sirena terminó persiguiendo de por vida a su marinero.

Ser


Quiero ser esa vez que te quedaste con ganas,
Ser tu bifurcación en el camino.


Quiero ser ese nada que respondes cuando te preguntan porque te ríes,
Ser ese mensaje que no puedes evitar abrir.


Quiero ser la razón por la cual te muerdes el labio en ansia,
Ser el mar donde ahogar tus penas.


Quiero ser la sed que sacia tus labios,
Ser tu hambre voraz de medianoche.


Quiero ser ese pez que elegiste entre miles.
Ser esa carta que nadie envía excepto yo.


Quiero ser los primeros rayos de sol que despiertan suavemente tus párpados,
Ser el silencio que lo dice todo.


Quiero ser esa voz que reconoces entre la multitud,
Ser esa insensatez que te encanta.


Quiero ser esa única manía que no detestas,
Ser la cama donde acostarte a soñar.


Quiero ser las hormigas que viajan desde tu clavícula hasta tus tobillos,
Ser tus ganas, tu sonrisa, tus carcajadas y tus escalofríos.


Quiero ser la mano que buscas en la oscuridad,
Ser tus barbitúricos.


Quiero ser el ancla que se aferró a tu arena sin importar el óxido del tiempo,
Ser el brillo del cielo al que recurres en las noche frías.


Quiero ser la marca de mis dientes en tu cuello,
Ser el calor que buscas en invierno.


Quiero ser la marejada en tu estómago cuando te preguntan por mí,
Ser las alas que te cortaron.


Quiero ser el péndulo del tiempo que se para cuando nos miramos,
Ser a lo que huele tu almohada mientras me sueñas.



Quiero ser el final del hilo rojo atado a tu meñique,
Ser el sonido de las velas luchando contra el viento.

miércoles, 8 de junio de 2016

El desorden que dejas



Haces que padezca este dichoso Diógenes que hace que lo acumule todo. En mi cabeza se amontonan sonrisas mañaneras y miradas de media noche, se apilan los roces de nuestra piel y el sudor frío doblado en nuestras sábanas, se me acumula esa risa que es lo que oigo cuando todo está en silencio, se agrupan las palabras que al oírlas tuve que parar a respirar y se aglomeran todos esos recuerdos que hacen que ahora gaste tinta, saliva y te escriba.

lunes, 11 de abril de 2016

El libro que nunca dejé de leer


Esperaría toda la noche en vela hasta poder disipar el primer rayo de luz que entre por la ventana para poder verte ahí tumbado tan quieto, tan en paz, tan perfecto.
Sólo disfrutar con el mero ruido de tu inspiración y admirar cómo descansan tus párpados.
Me encantaba tu manía de tener toda la cama para ti, pero al final siempre acabar en mi rincón.
Y cómo me gustaba tenerte cerca con ese calor que desprendes y esa ternura que desplegaban tus labios al darme las buenas noches.

Pensaba que no había nada mejor que dormir contigo pero me equivoqué, lo mejor era despertar a tu lado. Y ahí, ahí está mi verdadero cielo.
Sólo quiero tener nuestros dedos enredados, estar tendida, a tu lado, sin alarmas ni horarios, sólo respirar tu aire exhalado.
Siempre tan cerca, a escasos centímetros y ahora tantos metros.
Porque las sábanas ya no me abrazan como lo solías hacer tu.

Ahora es cuando hasta la cama más grande se me hace pequeña sin tu nuca acurrucada sobre mi almohada.
Porque abrir los ojos y verte ahí en silencio me aliviaba.
Ahora me despierto y sólo te encuentro cuando te sueño.
Antes lo que más nos preocupaba era qué película ver o qué pedir para cenar.

Ahora, me preocupan tantas cosas que no sé por dónde empezar.
Eres esa sensación de no querer terminar un libro pero aun así no poder parar de leer.
Tú serás la estrella más brillante que siempre permanece cerca de la luna, pero nunca lo suficientemente cerca como para estar con ella.
Pero hay veces que por más que la barrera de las nubes oculte la luna, no le impide iluminar las noches de tormenta.

sábado, 5 de marzo de 2016

Círculo vicioso



Una vez dije que la vida es un círculo vicioso, una serpiente que se muerde la cola y que se envenena una y otra vez. Lo cierto es que aquí estoy otra vez escribiéndote, en este círculo en el que te he cogido vicio. Siento que siempre soy yo la que se aleja, cuando soy la primera que no puede estar sin ti. Puede que me mienta a mi misma diciéndome que será lo mejor, actúo sin pensar o puede que no me dé cuenta. Pero ahora veo que sí, soy el problema.

Siempre huyo escandalizada y me quejaba porque pensé que te había perdido, que era culpa tuya por haberte marchado cuando la única que te apartó una y otra vez; fui yo. Ahora lo veo claro y aún me pregunto cómo puedes seguir soportándome. Pensé que por mucho que no estuvieras en ese barco, aún así estabas lejos y tenías que hacer tu vida. Tu estas en un sitio y yo estoy en otro, cada uno debía seguir su camino. Pero el universo, al parecer, no quiere que así sea dado que no deja de cruzar nuestros caminos.

No pensé que íbamos a tener tantas oportunidades de vernos y tampoco pensé que quisieras seguir con este tira y afloja. Creí que debía seguir con mi vida y dejarme de mirar atrás para verte esperando porque solo me harías volver al pasado una y otra vez y al final quedarme atascada sin saber qué hacer. Pero ahora me doy cuenta que no puedo seguir con mi vida porque tú no estás en ella. He tratado de olvidarte un millón de veces, de todas las formas que se me han ocurrido. Pero luego apareces sea donde sea. Incluso trato de olvidarte en otros brazos, pero luego me doy cuenta que no estoy intentando olvidarte si no de buscarte.

Y lo sé, es muy injusto. No debería estar escribiendo siendo yo la que puso el punto final y te rompió el corazón de nuevo. Pero soy así, de ingenua, de tonta, de atemorizada, no lo sé pero me haces ser así. Haría cualquier cosa con tal de tenerte cerca y es que cerca o lejos, siempre estás en mi recuerdo. Ya no sé ni si me mereces o mereces que después de todo vuela con todo esto. Pero sé que tú sientes lo mismo que yo y qué más quisiera que todo fuera sencillo y que pudiéramos estar juntos. Pero este puto destino no deja de separarnos y juntarnos a la vez.

miércoles, 13 de enero de 2016

Me fui



Sabes que nunca podré lograrte olvidar, porque nuestra historia nunca tuvo un final. Siempre he creído que las cosas pasan por algo y supongo que el destino, el karma, el tiempo, la vida, Dios; que se yo, han decidido que así sea. Me gustaría decir que es lo mejor, pero estaría mintiendo. Lo mejor sería que dos personas que se entienden, se respetan y se quieren; puedan estar juntas. Pero esta, no es nuestra historia.

Nuestra historia cuenta con más de una desdicha y un millón de alegrías. Es ese tipo de historias que enganchan, de las que te quitan el sueño, de esas que hacen que te muerdas la uñas o ese tira y afloja que te pone tenso y te encanta. Porque somos veneno y antídoto al mismo tiempo, sin embargo nuestra peor muerte sería dejar de buscarnos. Nuestra historia es de esas que cualquier final te deja con mal sabor de boca. La verdad, es que siempre me ha gustado escribir sobre nuestra historia.

Supongo que si no hubiera sido la distancia; habría sido la edad, los celos, el tiempo, la capacidad o cualquier otro impedimento para que no pudiéramos estar cerca. O puede que no. Puede que fueras esa estrella fugaz que te pierdes buscando la ola más grande que rompe en la orilla. Puede que sea mejor así. Puede que estemos destinados a separarnos, encontrarnos, querernos y odiarnos por amarnos. Por más despedidas que tuviéramos, por más bruscas que fueran y por más que pasara el tiempo, siempre te seguí queriendo. Sin embargo, puede que esta sea la última vez que te escriba. Aunque esto, ya lo dije previamente en otras cartas. Es imposible saber cuando volverás a aparecer en uno de mis versos, porque aun te llevo conmigo en mis huesos.

Lo triste es; que de despedida en despedida, te busco en otros abrazos, en otros besos, en otros atardeceres y en otros baños de verano. Pero cuando me doy la vuelta, sigues sin ser tú. Que siempre creo haberlo superado y luego vuelves a aparecer. Tras esta partida, yo tengo que seguir con mi vida.  Desde aquel 22 de agosto mi corazón fue creciendo a medida que se fue rompiendo. Entre tanta angustia, tanta distancia, tantas cartas por leer, tanto desamor, tantos sueños, tantos besos y tantos “te echo de menos;” que cada vez tengo más trozos que recoger mientras te marchas. Al final todo me lleva a preguntarme ¿Cómo debo entregar a alguien algo tan preciado pero que lo conservo hecho añicos?

Es verdad que hace falta oscuridad para que brille la luna, pero también creo que esta luna encontró su manera de brillar por sí sola. Puede que tenga que presenciar esos atardeceres que tanto nos gustaban sin ti, pero al menos no viviré afianzada de una promesa de “volveré.” Porque con el mayor dolor de mi corazón; por más que vuelvas, yo ya me he ido.  

martes, 17 de noviembre de 2015

Labios Sangrantes


Con las medias rotas y las carreras sin metas.
Labios sangrantes de morder por aquellos amantes. 
Somos instantes pero no constantes.
Cupido te manda una flecha, contesta cuanto antes.
Que yo no me topo con la frontera, si no con la montaña entera.
Todo es más fácil cuando la tinta expresa los problemas.

Tiene esos andares que te vuelven loco y con ella, todo siempre es poco.
Cuando te tropiezas con la vida, las palabras amortiguan la caída.
Nicotina suicida que todo lo arruina.
Lentamente nos hundimos en el mar de nosotros mismos.
Me atrae lo distinto y que hacerlo bonito no sea un mito.
Puede que el humo nos oprima, pero más lo hace la vida.

Siente como penetra la tinta en la piel, al ser lo único fiel.
Coge aire al dar el salto y no te preocupes si te encanto.
El consuelo de la hoja seca, revela nuestra vida no resuelta.
Verla esperando con rareza y nunca saber a quien espera.
Cada día es más difícil sujetar la cadena para pasar otra noche en vela.
Al final habrá que hacer como la paloma negra y no salir de la cueva.


lunes, 26 de octubre de 2015

Una Balada


Por cierto,
se me olvidó decirte
lo mucho que me encantas
con esa mirada tuya
y cuanto me faltas.

Recuerdas,
cuando soñamos juntos
ya nada importaba
y entonces
mis labios se encontraron
con lo que buscaban.

Despierta,
debí darme cuenta
de lo peligroso que sería 
encariñarme de tus brazos
pero ya es tarde.

Basta,
ahora tan solo quiero
mil noches a tu lado
y que me des tu mano
para que huyamos juntos.

Detente,
hablemos de lo nuestro
que no te quepa duda
me tienes enganchada
y no le puedo hacer nada.

Te quiero,
no sé cómo decirte,
las ganas que le pongo
al papel al escribirte.

Una balada,
de amor o de tristeza
el ritmo y la tinta 
dirán lo que mi boca
no pudo pronunciar.